Las comunicaciones (I): trenes que nunca pasaron

Las comunicaciones (I): trenes que nunca pasaron

El tren de Arganda

Si hay un medio de locomoción que cambió el mundo en el siglo XIX ese fue el ferrocarril. También a España llegó este transporte al inaugurarse primero la línea Barcelona-Mataró en 1848 y Madrid-Aranjuez en 1851. Poco más tarde llegaba el tren a nuestra provincia, al inaugurarse en junio de 1859 la línea Madrid-Guadalajara.

El 12 de julio de 1943, con el inicio de las obras de construcción del embalse de Entrepeñas, fue clausurado el tramo Sacedón-Alocén, y poco después el tramo Auñón-Sacedón, el 1 de octubre de 1946. Unos años después, el 1 de abril de 1953, se produjo la clausura del tramo entre Orusco y Auñón y se suprimió el tráfico de viajeros.

Tengo que decir que este llamado tren de Arganda, del que se decía que “pita más que anda”, llevó a algunos salmeronenses a la capital del reino: mis tías paternas, que estaban “sirviendo” en Madrid, lo cogieron en ocasiones siendo apenas adolescentes: mi abuelo las llevaba en borrica hasta la estación de Auñón y, desde allí, horas y horas, dicen que hasta doce, para llegar a la estación del Niño Jesús. Y no serían, sin duda, las únicas.

Sin embargo, esa línea no comprendía zonas interiores de la provincia, que durante los primeros años del siglo XX anhelaron la llegada de una vía férrea que comunicara y diera prosperidad a sus pueblos.

Esa esperanza se incrementó con el proyecto del llamado Ferrocarril del Tajuña, un tren de vía estrecha que fue inaugurado en 1886 como Compañía del Ferrocarril de Madrid a Arganda y que circulaba entre la llamada estación del Niño Jesús, en Madrid, y Arganda del Rey. Dicho convoy aprovechaba la infraestructura de un tren minero, inaugurado cinco años antes, y que unía la capital del reino con unas canteras existentes en Vallecas. En 1902 quebró la empresa y se retomó por parte de la llamada Compañía del Ferrocarril del Tajuña, que incorporaba capital belga y que tenía el ambicioso proyecto de continuar la línea ferroviaria atravesando la Alcarria hasta llegar a Molina de Aragón y de ahí hasta llegar a unirse a la provincia de Teruel en Caminreal, enlazando con el Ferrocarril Central de Aragón.

Las dificultades orográficas y económicas hicieron que la línea llegase sólo hasta el pueblo de Alocén, desde donde se pretendía continuar hasta Cifuentes. Las obras llegaron a comenzarse, pero nunca se terminaron. Por lo que atañe a nuestra provincia, la línea hasta Yebra se inauguró en marzo de 1916, la que llegaba a Sayatón y Bolarque, en septiembre de ese mismo año, el tramo Sayatón y Bolarque – Anguix en 1917, Anguix – Auñón, en septiembre de 1919; Auñón – Sacedón, en abril de 1920. El último tramo Sacedón – Alocén se abrió el 27 de diciembre de 1921. Como dijimos, los problemas económicos y las dificultades del terreno hicieron que nunca se siguiera con la construcción de la proyectada línea férrea.

Pero, durante los años de construcción de las estaciones alcarreñas, distintas voces reivindicaron que dicho proyecto pasase por los lugares más cercanos a sus pueblos con el fin de buscar prosperidad para ellos.

En un artículo publicado en El Liberal Arriacense el 4 de septiembre de 1915, se abogaba por que se modificase el proyecto de trazado y, en vez de pasar por el trayecto que une Sacedón con Cifuentes, se propone su paso desde Sacedón por Córcoles, Escamilla, Peralveche, Villanueva y Zahorejas, para enlazar así con el Alto Tajo y las tierras de Molina por un terreno orográficamente más accesible y que estaría en la cercanías de pueblos “más importantes» como Alcocer, Valdeolivas, Salmerón, Millana, los Salmeroncillos y el partido de Priego en general.

A su vez, se considera la posibilidad de que un ramal de este tren uniese Sacedón con Huete para enlazar con Levante. Como hemos dicho, tan ambiciosos proyectos quedaron en meras especulaciones. A las dificultades económicas se unió, primero, la Guerra Civil y, después, la construcción de los pantanos de Entrepeñas y Buendía, incompatibles con el mantenimiento de este trayecto.

Las ruinas de la estación de Auñón, que tuve ocasión de visitar hace muchísimos años, languidecen en el abandono y de la de Alocén, sumergida en las aguas del pantano, sólo queda, rescatado por el pueblo, su letrero.

El tren eléctrico Guadalajara-Cuenca

Como tampoco fue único este proyecto de tren que pasara por las cercanías de nuestra Hoya del Infantado. En efecto, por los mismos años en que se desarrolla el trazado de esta línea por nuestra provincia, se habla en la prensa de un proyecto de tren eléctrico que uniera Guadalajara con Cuenca, pasando por Sacedón y alrededores. En la prensa de 1902 (La Región 7-3-1902) ya se habla de una aprobación de este proyecto, que vuelve a tomar auge a partir de 1911 (La Palanca 27-VI-1911), seguramente al calor de la construcción de la línea de vía estrecha Madrid – Alocén antes mencionada. En estos años la propuesta fue llevada al Congreso por Manuel Brocas, diputado por el partido liberal por Pastrana y secretario de confianza del poderoso Conde de Romanones (El Liberal Arriacense 28-IV-1914 y 5-IV-1914). Hay que decir que Brocas tenía gran amistad con Luis Fernández Navarro, sobrino de Petra Culebras, y una de las personas más poderosas en influyentes de Salmerón gracias al caciquismo de su tía y del propio Romanones en la provincia. Bien, pues en agosto de 1911 se reunió en el Ayuntamiento de Salmerón una comisión con representantes de los municipios de Priego, Valdeolivas, Albendea, Castilforte, Escamilla y Millana para reclamar una variación el futuro trazado de la línea y hacer que pasara por nuestra Hoya del Infantado, con los beneficios que aquello conllevaba. Ni, al parecer, se modificó el trayecto, ni llegó finalmente a buen puerto un proyecto, por el que aún Fernández Navarro abogaba en 1917 (El Liberal Arriacense, 22-I-1917) ante la Diputación de Cuenca, a la que presentó su acabado proyecto, en el que se proponía una estación en el mismo Salmerón, entre las de Escamilla y Peralveche (El Liberal Arriacense 17-2-1917).

Así que, en dos proyectos simultáneos, nuestra comarca y nuestro pueblo perdieron, nunca mejor dicho, el tren del progreso. No sé si para bien o para mal, pero, de haberse construido alguna de estas dos líneas férreas, nuestra historia hubiera sido distinta.

Bibliografía

La bibliografía sobre el tren de Arganda de es inmensa. Pongo aquí un extracto de lo más concreto, por lo que respecta a nuestra provincia. Los datos sobre el proyecto de tren eléctrico Guadalajara – Cuenca proceden de revisión propia de la prensa de la época. Las fotografías que acompañan este artículo están tomadas de la red, salvo los recortes de prensa.

García López, Aurelio, Historia de la Villa de Alocén, Ayuntamiento de Alocén, 2010

Herrera Casado, Antonio, “Hablando de trenes”, en https://www.herreracasado.com/2016/09/11/tren-del-tajuna/

Mercado Blanco, Jesús et alii, Historia de Sacedón: patrimonio y costumbres, Aache, 2003

Mohedas García, César, El ferrocarril del Tajuña: la compañía del Madrid-Aragón, los trenes de La Poveda y el metropolitano de Arganda, ed. Lluis Prieto, 2009

Velasco Gigorro, Sergio, 150 Años de Ferrocarril en Guadalajara, Edición de Diputación Provincial de Guadalajara, 2010, 208 páginas con muchas ilustraciones.

Velasco Cigorro, Sergio, El ferrocarril de vía estrecha en la Alcarria, edición del autor, 201

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