Desde noviembre de 2021 hasta noviembre de 2022 se celebraron actividades por los 800 años del nacimiento de Alfonso X El Sabio en distintos lugares de España. Precisamente, nuestra comarca, la Hoya del Infantado, y Salmerón con ella, debe sus orígenes a una historia de amor juvenil del rey erudito, que tuvo una relación estable con la noble doña Mayor Guillén de Guzmán.
Con esta señora, tía del célebre Guzmán “El Bueno”, el joven Alfonso tuvo en 1242 una hija, Beatriz, que llegó a ser reina consorte de Portugal. Cuando la niña tenía dos añitos el rey le cede la villa de Elche a la criatura y a todos los hijos que pudiera llegar a tener con Mayor Guillén, lo que da cuenta de que se trataba de una relación con un cierto proyecto de permanencia. Ciertamente, aunque algunos árboles genealógicos que aparecen en la red citan a una hija y a un hijo más del monarca y su amante, lo cierto es que sólo parece segura su descendencia en la persona de Beatriz. Pero las alianzas matrimoniales eran fundamentales en la Castilla del momento y el rey, que se había prometido en 1240 con la princesa niña Violante de Aragón, hace efectivo su matrimonio en 1249, cuando la novia tiene 13 años y el rey 27. Después de haber tenido con su esposa dos hijas legítimas, una vez nacido el necesario heredero varón, Fernando, en ese mismo año 1255, el rey Alfonso hace merced a su amante de un señorío, conocido como el Infantado de Huete, compuesto por las villas de Alcocer, Salmerón y Valdeolivas, amén de las de Cifuentes y la cercana Viana de Mondéjar y, ya más al norte de la provincia, la de Palazuelos. Doña Mayor, suponemos, sobraba ya en la corte y lo que hizo fue retirarse a las tierras que le había donado el rey, donde fundó, en la aldea de San Miguel del Monte, dependiente de Alcocer, un monasterio de “menoretas” franciscanas, las llamadas actualmente clarisas. Allí falleció a comienzos de 1262 y allí recibió sepultura. El aislamiento del lugar hizo que el convento se trasladara en 1373 intramuros de la villa de Alcocer y con él, el sepulcro de madera policromada de la fundadora, una de las obras máximas de la escultura funeraria medieval en la provincia. En el siglo XVIII se abrió el catafalco y se halló el cuerpo de la noble castellana semiincorrupto, de lo que deja testimonio fray Pablo Manuel Ortega, que dejó constancia de la destacada estatura de la dama. El fotógrafo Orueta, en 1919, nos dejó, afortunadamente, las únicas imágenes que quedan del sepulcro, que desaparición en los tristes sucesos de 1936. Precisamente, hace relativamente pocos años, en 2009, el contrato para la elaboración de la obra funeraria se subastó en la casa Christie’s de Londres. El conocimiento de dicho documento nos ha proporcionado mucha información sobre esta obra desaparecida.
En cualquier caso, hay estudiosos que tienen la esperanza de que este sepulcro, tallado en madera de nogal y policromado, no fuese destruido en la guerra civil, sino vendido, dado su valor.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Alcocer encargó una réplica perfecta de la sepultura de doña Mayor, que fue instalado en una capilla del templo parroquial de la localidad en julio de 2022 y que es un reclamo más para el turismo en nuestra comarca.
Dejo la foto de la réplica de la sepultura y las impagables fotos de Orueta.