Curioso, desde luego, fue el caso del percance sucedido en las fiestas de 1964, que aún algunas personas mayores recordarán y que se recogió en una crónica periodística provincial que aquí reproducimos. En aquella ocasión uno de los toros arremetió contra la llamada «jaula» de madera, que se situaba adosada al ábside de la iglesia y desde donde la gente, aparentemente segura, seguía la corrida.
El susto debió de ser mayúsculo. El artículo cita a personas de la época que se vieron implicadas en el accidente. El autor de la crónica es Valentín Cuevas, a quien siempre oí aludir como «el periodista» y que tenía una casa en la carretera, pasado lo que hoy es el polideportivo. He encontrado una foto del evento en el libro Salmerón. Historia e Imagen, de 2007, del que fui redactora.