Los oficios (I): los yeseros

Los oficios (I): los yeseros

Durante años, uno de los medios de subsistencia que tenían varias familias de Salmerón era el oficio de yeseros, mediante la explotación de las canteras de yeso del término, llamadas Las Albarizas. Este paraje se eleva en la parte norte del término a más de 1000 metros sobre el nivel del mar, en las estribaciones de la llamada Sierra Solana, en el siglo XVIII conocida como Sierra de Monteruela.

El nombre del lugar, Albarizas, tiene que ver con la palabra latina albus, es decir, «blanco», que hace referencia al color de la piedra.

Las canteras contenidas en las Albarizas son tres, conocidas como «la del Toledano» que fue la que se explotó más antiguamente; «la de Enmedio» y «la Grande», y no sabemos a ciencia cierta la fecha en que comenzó su explotación. Es cierto que los diccionarios del siglo XIX, como S. Miñano, Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal (1826-1829), el Diccionario geográfico universal, por una sociedad de literatos, S.B.M.F.C.L.D. (1833), el de Francisco de Paula Mellado, España geográfica, histórica, estadística y pintoresca, 1845, o el famosísimo de Pascual Madoz, Diccionario Geográfico de España, culminado en 1850, no hacen referencia a la explotación yesera como industria.

Sin embargo, el el siglo anterior, el XVIII, en las respuestas que el párroco Moreno Colmenar dio a la encuesta realizada por el geógrafo y ministro Tomás López en 1787, dice lo siguiente: “(Salmerón) no tiene salinas ni de tierra ni de agua, ni tampoco piedras particulares, sólo una gran veta de yeso.”. Es posible que, desde esa época, o incluso antes, se recurriera a dicha cantera para cubrir las necesidades de este material que hubiera en Salmerón.

De hecho, entre los nombres actuales de las calles, que ya se documentan desde mitad del siglo XIX, aparece un Callejón de Yeseros, en lo que entonces era la salida de pueblo hacia la Vega, en el barrio de El Perchel.

En un primer momento, que llega hasta más del primer tercio del siglo XX, la explotación se hacía de forma manual, utilizando picos para sacar las piedras que luego se cocían y molían en unas pequeñas eras al pie de la roca. Aún se conservan al menos cuatro hornos de cocer el yeso junto a las canteras. Se puede suponer que por esta época unas cinco o seis familias se dedicaban a este oficio en Salmerón. La cantera más antigua en explotarse, como decíamos, fue la llamada “del Toledano” y, en ese momento, las piedras eran arrastradas sobre narrias desde la altura de la veta hasta los hornos.

Pero quien emprendió, ya después de la Guerra Civil, la explotación de la mina, especialmente de la “Albariza Grande”, más cercana a la carretera, fue Matías del Pozo, a quien continuaron sus hijos en esta labor.

Más o menos desde el año 1940 hasta 1959, en que fallece, Matías y su familia vivieron de la cantera. Empezó trabajándola de forma tradicional, sacando las rocas a pico, y luego las trasladaba en caballerías o carros a la yesería que se situaba al final de la calle Mayor en el lado derecho, camino de la salida del pueblo por la Morera. Al lado existía un tinado con molino para la piedra y despacho de venta de yeso.

A partir del año 59 y hasta entrados los 60, los hijos de Matías, Victoriano y Manolo, continuaron con el negocio, después de comprar otro molino nuevo y, además, modernizaron la técnica de la extracción de las rocas mediante barrenas y explosivos. En estos años, las piedras ya se bajaban desde la cantera a la yesería de la calle Mayor en un camión que tenía Ramón Paramio.

Todavía en los años 60 los hermanos del Pozo abandonaron el oficio y vendieron la maquinaria a la familia Orcero Sanz, quienes trasladaron la yesería a una caseta en un lugar elevado de la carretera de entrada al pueblo, por su lado norte, que aún se puede ver.

Poco a poco el negocio del yeso se hizo más industrial y las yeserías de Salmerón, así como la explotación de sus canteras, acabaron desapareciendo.

Agradezco a Emilio Balcones y a su familia por haberme informado y haberme llevado a conocer el lugar y a mi primo José Manuel del Pozo que me ha dado todos los detalles de la actividad de su familia en la explotación de la veta de yeso de nuestras Albarizas.

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