Francisco de Paula Novar

Francisco de Paula Novar

Don Francisco de Paula Novar, originario de Salmerón, fue un conocido catedrático de Leyes en la Universidad de Madrid durante el siglo XIX.

El apellido Novar, documentado en Salmerón, al menos desde el siglo XVIII, tiene su origen en el valle de Baztán. Los Novar, serían, pues, parte de aquellos hidalgos vasco-navarros que repoblaron nuestras tierras alcarreñas en sucesivas oleadas, entre los siglos XII y XVII. Sabemos que don Francisco de Paula tomó posesión de su plaza de catedrático de Leyes en la Universidad de Alcalá, el 27 de mayo de 1828, en una época de decadencia de esta institución, una vez que Fernando VIII había decretado el cierre de las Universidades del Reino.

El apellido Novar está constatado en nuestro pueblo al menos desde el siglo XVII, cuando, en torno a 1644, fue Alcalde Mayor de la villa don Dionisio Novar y Salcedo. En el siglo XVII defiende su hidalguía en Salmerón un tal Ángel Novar, de lo que se conserva una Real Provisión de 1764. El apellido sigue apareciendo y así doña Teresa Novar de la Llana, natural de la villa, casa en 1816 en Salmerón, con José Ribera de la Guerra, natural de Salmeroncillos, siendo el oficiante de la boda don Felipe Novar de la Llana, hermano de la novia, Secretario de Cámara y canónigo de Cuenca. Esta misma doña Teresa Novar aparece regalando una corona para Nuestra Señora del Puerto en 1817 y es que, precisamente, su hermano, el susodicho Felipe Novar, era Juez Conservador del convento de San Agustín de Salmerón, donde se hallaba la imagen de dicha Virgen.

Pero, quizás el más conocido personaje de este apellido ligado a Salmerón fue don Francisco de Paula Novar, Catedrático de Leyes y Rector de la Universidad Central de Madrid en 1832. Nieto de aquel don Ángel Novar que, procedente de Valdeolivas, se había avecindado en Salmerón en torno a 1764, y casado con la salmeronense Josefa Isabel de la Llana y Falcón, el padre de nuestro catedrático fue don Blas Novar de la Llana, hermano de doña Teresa y de don Felipe Novar, a los que nos hemos referido en el párrafo anterior.

Don Francisco de Paula, aunque había nacido en la localidad conquense de Castillo de Albaráñez (pueblo de su madre) en 1800, se había criado en Salmerón, de donde era natural toda su familia paterna y de la que era originaria también su mujer, María del Pilar Romero. Tras realizar sus estudios, un jovencísimo don Francisco había tomado posesión de su plaza en la Universidad de Alcalá, el 27 de mayo de 1828. Una vez trasladada a Madrid la antigua Universidad Complutense, donde se instala como Universidad Central, Novar consiguió ser catedrático de Ascenso desde 1846.

Así, desde estos años le encontramos impartiendo la asignatura de «Prolegómenos del Derecho Romano», en la Facultad de Jurisprudencia, en el conocido edificio de la calle San Bernardo. Su popularidad hizo que su nombre sea citado en una de las mejores novelas de la literatura española, Fortunata y Jacinta, de don Benito Pérez Galdós. En el capítulo primero, se nos presenta la figura del protagonista en su época de estudiante universitario asisitiendo a las clases de nuestro catedrático, en torno a 1865:

No cursaban todos el mismo año, y aunque se reunían en la cátedra de Camús, separábanse en la de Derecho Romano: el chico de Santa Cruz era discípulo de Novar, y Villalonga de Coronado. [..]Juanito Santa Cruz y Miquis llevaron un día una sartén (no sé si a la clase de Novar o a la de Uribe, que explicaba Metafísica) y frieron un par de huevos.

Benito Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta. Dos historias de casadas. Cap. I.

El catedrático, que en el desarrollo de su actividad profesional vivía en Madrid, ya mayor, tenía permisos frecuentes por enfermedad y los pasaba en nuestro pueblo. La casa de su propiedad era la que en origen había pertenecido a la familia de los Manuel, luego a los Falcón y que, tras la desaparición de don Francisco, pasaría a la familia Fernández Culebras y que está situada en la esquina de la calle de la Luna con la calle Yedra.

Esta casa, por cierto, fue considerada como una de las tres mejores casas del pueblo por Basilio Sebastián Castellanos de Losada, arqueólogo y erudito que fue huésped de nuestro pueblo durante una temporada:

Fuera de la iglesia parroquial, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, que es espaciosa, de buena fábrica y con altares muy regulares, y en que tiene una liadísima capilla reedificada y adornada con lujo nuestro apreciable amigo D.Juan de Albisúa  dedicada al Santo Cristo del Sepulcro, y de las casas de D. Francisco Tobar (sic, confusión por Novar), catedrático de leyes de la Universidad de Madrid , y de las de D. José González Sanz, el caserío es de pobre aspecto en lo general en lo exterior, pero bastante cómodo en lo interior. Basilio Sebastián Castellanos de Losada, Trillo. Manual del Bañista, Madrid, 1851.

 

Esta casa, según consta en un amillaramiento de 1864, estaba situada en la calle de la Yedra 17, esquina a la calle de la Luna. Aunque no sabemos la fecha en que don Francisco se desprendió de ella, posteriormente pasó a ser propiedad de la familia Culebras a cuyos descendientes pertenece en la actualidad.

Deja una respuesta