Don Francisco de Paula Novar, originario de Salmerón, fue un conocido catedrático de Leyes en la Universidad de Madrid durante el siglo XIX.
El apellido Novar, documentado en Salmerón, al menos desde el siglo XVIII, tiene su origen en el valle de Baztán. Los Novar, serían, pues, parte de aquellos hidalgos vasco-navarros que repoblaron nuestras tierras alcarreñas en sucesivas oleadas, entre los siglos XII y XVII. Sabemos que don Francisco de Paula tomó posesión de su plaza de catedrático de Leyes en la Universidad de Alcalá, el 27 de mayo de 1828, en una época de decadencia de esta institución, una vez que Fernando VIII había decretado el cierre de las Universidades del Reino.
Un vez trasladada a Madrid la antigua Universidad Complutense, donde se instala como Universidad Central, Novar consigió ser catedrático de Ascenso desde 1846. Así, desde estos años le encontramos impartiendo la asignatura de «Prolegómenos del Derecho Romano», en la Facultad de Jurisprudencia, en el conocido edificio de la calle San Bernardo. Su popularidad hizo que su nombre sea citado en una de las mejores novelas de la literatura española, Fortunata y Jacinta, de don Benito Pérez Galdós. En el capítulo primero, se nos presenta la figura del protagonista en su época de estudiante universitario asisitiendo a las clases de nuestro catedrático, en torno a 1865:
No cursaban todos el mismo año, y aunque se reunían en la cátedra de Camús, separábanse en la de Derecho Romano: el chico de Santa Cruz era discípulo de Novar, y Villalonga de Coronado. [..]Juanito Santa Cruz y Miquis llevaron un día una sartén (no sé si a la clase de Novar o a la de Uribe, que explicaba Metafísica) y frieron un par de huevos.
Benito Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta. Dos historias de casadas. Cap. I.
Aunque don Francisco vivía en Madrid, conservaba una vivienda en Salmerón, por cierto, considerada como una de las tres mejores casas del pueblo por Basilio Sebastián Castellanos de Losada, arqueólogo y erudito que fue huésped de nuestro pueblo durante una temporada:
Fuera de la iglesia parroquial, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, que es espaciosa, de buena fábrica y con altares muy regulares, y en que tiene una liadísima capilla reedificada y adornada con lujo nuestro apreciable amigo D.Juan de Albisúa dedicada al Santo Cristo del Sepulcro, y de las casas de D. Francisco Tobar (sic, confusión por Novar), catedrático de leyes de la Universidad de Madrid , y de las de D. José González Sanz, el caserío es de pobre aspecto en lo general en lo exterior, pero bastante cómodo en lo interior. Basilio Sebastián Castellanos de Losada, Trillo. Manual del Bañista, Madrid, 1851.
Esta casa, según consta en un amillaramiento de 1864, estaba situada en la calle de la Yedra 17, esquina a la calle de la Luna. Anteriormente, al menos hasta el 1752, había sido propiedad del hidalgo Pedro Falcón y, aunque no sabemos la fecha en que don Francisco se desprendió de ella, posteriormente pasó a ser propiedad de la familia Culebras a cuyos descendientes pertenece en la actualidad.