Religioso de la orden de San Jerónimo nacido en Salmerón, de donde tomó el sobrenombre. Profeso en el monasterio de Lupiana, fue cofundador del de Guadalupe, en Cáceres. Alcanzo una notoria fama de santidad.
Religioso de la Orden de San Jerónimo, aunque no nos han llegado las fechas de su nacimiento y muerte, hemos de situar su vida en la segunda mitad del siglo XIV, pues es coetáneo de Fray Pedro Pecha y Fray Fernando Yáñez, fundadores de la Orden, en 1373, en Lupiana. Con ellos salió del cenobio alcarreño para fundar el de Guadalupe, en Cáceres, en 1389. Tampoco sabemos el apellido familiar, ya que adoptó la costumbre jerónima de sustituirlo por el nombre de su pueblo de nacimiento. Así nos lo relata Fray José de Sigüenza en su Historia de la Orden de San Jerónimo
«Era natural de un pueblo de la Alcarria llamado Salmerón, donde tomó el sobrenombre. Acostumbrado desde luego en esta religión a dejar el nombre del linaje y padres y llamarse con el de los pueblos donde eran naturales, por olvidar la vanidad que el mundo estima y el nombre común los hiciese más hermanos y sin diferencia».
Tuvo gran fama de santidad, sobre todo por su capacidad para la oración y la obediencia y por sus éxtasis místicos. Así nos cuenta el Padre Sigüenza un hecho sobrenatural que sucedió a nuestro paisano:
«Aconteció con él un caso admirable. Estando un día comiendo en el refectorio con el convento vino sobre él un resplandor celestial y púsosele el rostro lleno de claridad sobrenatural, tanto que a muchos les parecía que salía como un sol nuevo del lugar donde estaba sentado, cosa que puso harta admiración a todos sus hermanos»
Cuando Fray Andrés murió sus hermanos de orden veneraron sus objetos personales como reliquia. En la sacristía del Monasterio de Guadalupe se conserva un cuadro de Zurbarán que representa a Fray Andrés de Salmerón ante la aparición de Jesucristo