La historia del fraile agustino endemoniado y el milagro de la Virgen de los Portentos

La historia del fraile agustino endemoniado y el milagro de la Virgen de los Portentos

A finales del siglo XVII y comienzos del XVIII encontramos un curioso caso de tintes milagrosos sucedido a un fraile del convento de Agustinos de Nuestra Señora del Puerto, de Salmerón. Se trata de la historia de un hermano lego, víctima, al parecer, de posesión demoníaca. Los detalles los trasmite el arqueólogo y polígrafo Basilio Sebastián Castellanos de Losada, tan aficionado a la tierra alcarreña.

Castellanos cuenta el suceso en un largo poema romanzado cómo el fraile del convento de Salmerón sólo llegó a sanar de su posesión gracias a la imagen de la Virgen de los Portentos, de la Villa de Villalba del Rey (Cuenca). La inspiración del poema se la dio, según él mismo confiesa en las notas, la lectura de una Historia de la Virgen de los Portentos, escrita por el párroco Bernabé García de Mendoza en el siglo XVIII. En ella se contaba cómo, después de haber visto al fraile altas autoridades de la Orden Agustina sin haber logrado que saliera de él el demonio, en un momento de mejoría, mandaron a Fray Francisco como limosnero a la cercana localidad de Villalba del Rey y que allí, al entrar en casa del párroco y ver una pequeña imagen de la Virgen que aquél tenía, el lego entró en trance, logrando finalmente quedar libre de su posesión. A raíz de este suceso le levantó la capilla a la patrona de aquél lugar. Así lo cuenta en verso Castellanos de Losada:

El enemigo de Dios /que anda buscando en las almas/ un flanco por donde asirlas/ para mejor devorarlas,/ en el siglo diez y ocho/ diz que anduvo por la Alcarria,/ envuelto en negros hechizos,/ cometiendo mil hazañas./ Y entrándose en Salmeron,/ donde un convento se hallaba/ de Agustinos religiosos,/ á un limosnero se agarra./ Frey Francisco de Medina /al religioso llamaban/ á quien el demonio echó/ en un hechizo, la zarpa. /El pobre lego, sintiendo/ dentro de si tal cizaña, /dicen que daba alaridos /que atronaban la comarca;/ y viendo los superiores/ que el diablo le atormentaba,/ con conjuros y exorcismos/ le tratan echar del alma : /Mas segun hemos leido, /en la historia de Villalba, /al espiritado fraile/ los Agustinos no salvan. /En un tiempo en que el demonio/ quedó, al parecer, en calma,/ á recolectar limosnas/ fué el religioso á Villalba. Hallábase en esta Villa, / como cura y padre de almas / Don Bernabé y García /de Mendoza, cuya fama /de virtud y santidad/ nadie con razon dudara./ Era el cura poseedor /de una imagencita santa,/ de la Virgen nuestra luz,/ la cual le dejó por manda/ su tío don Blas Mendoza/ mercenario de gran fama ./ Sobre un escritorio antiguo/ tenia á la Soberana/ de los ángeles, y el lego/ al mirarla allí se exalta./ Ella es gritó aturdido/ el demonio en sus entrañas,/ y el energúmeno empieza/ a dar señales de rabia./ Viendo el buen cura Mendoza/ que en el lego el diablo se baila/, hizo llamar á don Diego/ Solazar, que de la Alcarria / era tan diestro exorcista,/ que el demonio á sus palabras / y conjuros no podía / resistir sin dar la cara. Puesto el lego ante la Virgen/ á grandes voces declama/ que su imágen es la sola/ que al diablo le asusta y mata./ Y llevándola á la iglesia,/ se vieron lágrimas santas/ salir de los divos ojos// de aquella imágen sagrada. El pueblo todo, á su vista/ piadoso clamor levanta…….(B .S. Castellanos de Losada, Colección de romances mímico-dramáticos y de cuentos en variedad de metros, publicado por J. Repullés en 1844)

De la historicidad de este relato da cuenta, además, la existencia de una carta enviada de la villa de Villalba a la Marquesa de Ariza “dándole cuenta cómo en aquella villa se hallaba un religioso de Nuestro Padre San Agustín endemoniado, y cómo conjurándole ha declarado el buen suceso de nuestro Católico Monarca Felipe Quinto, y los grandes milagros y prodigios que ha obrado Nuestra Señora de los Portentos. Con todo lo que verá el curioso lector”. Son ocho hojas, publicadas en Madrid, en 1706. En el texto se nos informa del nombre completo del religioso, Fray Francisco Alfonso Antolinez y Medina, de que era natural de Villena y de que residía en el Convento de Ntra. Sra. Del Puerto de Salmerón. La fecha de la curación de nuestro fraile fue, a decir de los documentos, el 29 de enero de ese año 1706.

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