Nos hemos referido en alguna de nuestras entradas al comercio en Salmerón en el siglo XIX. Pero hubo quienes, siendo familia de comerciantes, dieron el salto a la capital y tuvieron importantes empresas. Es el caso de Julián Écija, que fue dueño de los cafés Guilis.
Por lo que he podido ver en la prensa histórica provincial, esta persona debió de ser hijo de Luciano Écija Regidor, quien, desde principios del siglo XX, aparece como comerciante en tejidos y ferretería y cuya tienda se encontraba al comienzo de la calle Mayor, a mano izquierda. Aún en mi infancia conocí a dos hermanas muy mayores, a quienes llamaban popularmente «las Lucianas», hijas de aquel comerciante, y que se sentaban en la iglesia al lado de la imagen de nuestro Santo Cristo de la Buena Muerte, cuya talla, al parecer, habían regalado ellas después de la guerra.
Entiendo que Julián Écija era hermano de estas señoras y su nombre figura en una bolsa de papel de los mencionados cafés Guilis, que compré en un anticuario y cuya foto reproduzco. Por otra parte, por lo que he investigado en la prensa, no fue este Julián el fundador de la empresa de cafés, que se inicia a principios de 1923, con venta exclusiva en una pequeña tienda de comestibles de la calle de Relatores, 20 (la vida es pura casualidad, es la calle donde vivo y donde vive mi familia materna desde 1902), para pasar a establecerse como despacho de cafés, en septiembre de ese mismo año, en la cercana calle de Magdalena, número 17. El negocio creció día a día y se multiplicaron las sucursales: en la calle de Preciados, en la de la Ruda, Bravo Murillo, Antonio López… El dueño inicial se llamaba Esteban Clemente, y la última publicidad en prensa es de 1933. En torno a 1928 debió de comprar el negocio nuestro paisano Julián Écija y abrió una última sucursal en la calle Argumosa. Pero toda la historia de los cafés Guilis, desde que llegó a manos del empresario salmeronense, la está estudiando nuestro amigo y paisano Tomás Santana, que ya nos ha ilustrado más veces sobre algunos intentos de emprendimiento en el Salmerón de los años 20 y 30. Mientras esperamos sus conclusiones os dejo las fotos del paquete de café de los años 30 y del bote que sólo he conseguido ver en la foto del libro que publicamos en 2007, Salmerón. Historia e imagen, y que debe ser de los años 40 o 50. Por último, pongo la publicidad de la marca presente en el azucarillo que me ponen cada mañana en un bar de Tirso de Molina, a unos 20 metros de donde este café vio la luz por primera vez.
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